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  San Pio de Pietrelcina
 

FRASES CÉLEBRES DEL PADRE PÍO DE PIETRELCINA


Reza, espera y no te preocupes. La preocupación es inútil. Dios es misericordioso y escuchará tu oración...

La oración es la mejor arma que tenemos; es la llave al corazón de Dios. Debes hablarle a Jesús, no solo con tus labios sino con tu corazón. En realidad, en algunas ocasiones debes hablarle solo con el corazón...

Solo quiero ser un fraile que reza...

El tiempo transcurrido en glorificar a Dios y en cuidar la salud del alma, no será nunca tiempo perdido.

No hay tiempo mejor empleado que el que se invierte en santificar el alma del prójimo.
Una sola cosa es necesaria: consolar tu espíritu y amar a Dios.

Dulce es el yugo de Jesús, liviano su peso, por lo tanto, no demos lugar al enemigo para insinuarse en nuestro corazón y robarnos la paz.

La clave de la perfección es el amor. Quien vive de amor, vive en Dios, pues Dios es amor, como dice el Apóstol.

No amar es como herir a Dios en la pupila de Su ojo. ¿Hay algo mas delicado que la pupila?

Haré más desde el Cielo, de lo que puedo hacer aquí en la Tierra.

Cuando se pasa ante una imagen de la Virgen hay que decir: Te saludo, María. Saluda a Jesús de mi parte.

El demonio es como un perro rabioso atado a la cadena; no puede herir a nadie más allá de lo que le permite la cadena. Mantente, pues, lejos. Si te acercas demasiado, te atrapará.

El sufrimiento de los males físicos y morales es la ofrenda más digna que puedes hacer a aquel que nos ha salvado sufriendo.

Los ángeles sólo nos tienen envidia por una cosa: ellos no pueden sufrir por Dios. Sólo el sufrimiento nos permite decir con toda seguridad: Dios mío, mirad cómo os amo.

Salvar las almas orando siempre.

Con el estudio de los libros se busca a Dios; con la meditación se le encuentra.

¡Piensa siempre que Dios lo ve todo!

Es terrible la justicia de Dios. Pero no olvidemos que también su misericordia es infinita.

El ser tentado es signo de que el alma es muy grata al Señor.

Cuando el alma sufre y teme ofender a Dios, no le ofende y está muy lejos de pecar.








SAN PÍO DE PIETRELCINA

Francisco Forgione, su nombre de pilanació el 25 de mayo de 1887 en Pietrelcina, provincia de Benevento-Italia. Fue un fiel devoto de la Virgen de Pompei, a donde peregrinó con los escolares de Pietrelcina en 1902, celebró la eucaristía en noviembre de 1911, y volvió a estar presente a principios de 1917. A todas las personas que tenían contacto con él, les recomendaba esta práctica mariana:

“Os pido un favor, que comiencen lo más pronto posible las tres novenas a la Virgen de Pompei, con el rezo diario, durante este período del rosario completo”.

 

De su epistolario están sacadas estas frases marianas, las mismas que denotan una profunda y cálida devoción a la Virgen Santísima:

 

“En todo te asistan Jesús y María”.

 

“María Santísima te sonría en todos los acontecimientos de tu vida y supla abundantemente la falta de la madre terrena”.

 

“La Madre de Jesús y también Madre nuestra continúe alcanzándonos la fuerza necesaria para combatir y vencer en las luchas dispuestas por Dios para ventaja vuestra”.

 

“La Virgen Santísima os asista y os alcance todos aquellos auxilios que os hagan caminar de manera digna de vuestra vocación con toda humildad y mansedumbre, con paciencia”.

 

“Huid, huid de la más mínima sombra que os haga tener un concepto elevado de vos misma. Reflexionad y tened siempre presente la humildad de la Madre de Dios y Madre nuestra, que a medida que en ella crecían los dones celestiales más se humillaba”.

 

Les participaba de sus más íntimos deseos:

 

“Tengo fe vivísima que el Señor no me negará la gracia que incesantemente le pido. La espero por las manos de nuestra Madre celestial, cuya asunción celebra hoy toda la iglesia”.

 

“Redoblad vuestras oraciones por mí al buen Dios y a la querida Madre celestial, a fin de que cuanto antes termine para mí la hora de la prueba”.

 

Frente a las tribulaciones tenía puesta toda su confianza en la Virgen de los Dolores:

 

“Sea esa Cruz también para nosotros siempre el lecho de nuestro descanso, la escuela de perfección, nuestra herencia amada... La Virgen Dolorosa nos alcance con su santísimo Hijo el que logremos penetrar cada vez en el misterio de la Cruz y nos haga embriagarnos con ella de los sufrimientos de Jesús... La Santísima Virgen nos alcance el amor a la Cruz, a los sufrimientos, a los dolores”.

 

En uno de los escritos que compuso a la Virgen, con naturalidad la llama: “Mamita”, “Mamita mía”, “Querida mamita”, “Hermosa mamita”.

 

El padre Pío (como cariñosamente se lo llamó), en un escrito del 11 de julio de 1915 esbozó el camino a seguir junto a María:

 

“Esforcémonos, pues, por tener siempre delante a esta bendita Madre, por caminar siempre junto a ella, ya que no hay otro camino que conduzca a la vida, sino el que Ella nuestra Madre ha seguido. Nosotros que queremos llegar a la meta, no rehusemos seguir este camino. Vayamos siempre con esta nuestra querida Madre”.

 

El padre Pío de Pietrelcina descansó en el Señor el 23 de septiembre  de 1968. Fue beatificado el 2 de mayo de 1999 y solemnemente canonizado el 16 de junio del 2002 por el Papa Juan Pablo II en el Vaticano.

 




 
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